No existe con palabras la manera de expresarlo y lo mucho que te amo se calcula con tu pelo, con tus ojos y tus labios.

No puedo describirlo y no pretendo fallar en ese intento, solo intento estar despierto el tiempo necesario buscando diccionarios que me ayuden a intentarlo.

Estas letras son la sombra de una sombra de un resquicio de la sombra de un intento por decirte que lo mucho que te amo no es tan fácil expresarlo.

El marco guarda un paisaje y un barco, una tormenta que tienta al naufragio. Un mundo en un marco barato y varado en la isla desangro momentos escritos con sangre de amantes.

No duele el fuego en mi cuerpo, si llueven cristales que lluevan a cientos.

Un rojo recuerdo como reflejo, un corazón medio muerto que sangra su vida dejando una herida en un frío cuerpo.

Si sangro que sea el reflejo de un mal interno.

Muerto de hambre y mi tiempo basado en el arte.
Bailando en la calle y queriendo pintarte sonrisas de flores, de ganas de amarte y siempre con arte.
Llevarte muy lejos a través del espejo, cruzando los mares cual marino marchante de arte.
No olvides mancharte con tinta granate, granate de almendra, de fruta y de verde esmeralda, esmeralda granate que tiene más arte.
Qué puedo contarte.
Al mirarte ya siento cortante tu aliento y no miento si digo que quiero taparte con un corazón que ha nacido del arte.

El final será determinante y será suficiente distancia un punto y aparte, siempre con arte.

No quiero espantarte pero quiero explicarte que el cante que arrastre agonía en el aire saldrá de mi alma muerta de hambre al no poder abrazarte.
Se parte la parte que quise expresarte con tanto besarte, se quedó en un rincón escondido el amante.
Con tanto cobarde en la calle no entiendo qué haces cantando conmigo. Se libre y despega y viaja tan lejos que sea imposible encontrarte.
Recuerda que conseguí amarte al mirarte y te hacía el amor solo con hablarte.

Pero no olvides que nada de esto sería posible sin un poco de arte de un poeta muerto de hambre.

Te miro a los ojos.

Sonrío a tu mirada y con la magia calculada se hace escudo y se hace espada.

Diminutos orbes luminosos transforman la habitación en un campo de batalla.

Me presento ante tu almohada con el alma destapada y te prometo ser eterno caballero de tus sueños y cruzadas.

Cualquier monstruo que habite bajo el suelo de tu cama se convierte en mi enemigo y su castigo será impartido por la hoja de mi espada.

Mi pequeña y dulce niña que descansas con las hadas, no temas dormirte y convertirte en princesa de un mundo habitado por bestias extrañas. Que yo soy tu guerrero.

Estoy preparado y bien entrenado para ser tu soldado, tu príncipe armado cruzando los campos a lomos del viento. Tu joven y fuerte guerrero a lomos del tiempo.

Toma mi mano y despega tus pies y tus manos de un suelo manchado. Dile adiós a los monstruos que dan tanto miedo, yo puedo matarlos y condenarlos al más frío sueño. No temas pequeña, la magia te enseña a ser más valiente y conmigo a tu lado se marcha lo triste, se funde la nieve.

Mi espada te sirve, mi escudo te salva, mi alma invisible guarda tus espaldas.

Cuando duermas y sueñes no pienses en nada, despliega tus alas sobre las montañas, se libre y sonríe. Mi espada te sirve y los monstruos horribles no tienen cabida.

Mi dulce, mi niña.

Conecto el modo “destrucción” y presiono el botón provocando el apagón. La ciudad amarillea y sus luces parpadean y jadean sus personas al ver venir la oscuridad. Ya es tarde si el alcalde decide en balde tranquilizar al personal. Holocausto en la ciudad.
Se rompen los cristales, se saquean los lugares, arden escaparates, gritos que revientan en sus calles. No te pares y corre, huye de la muchedumbre que irrumpe en el lugar. El silencio es tu aliado, no respires demasiado, no grites por el daño ni rompas a llorar.

La sangre comienza a salpicar.

El miedo es un veneno que recorre la ciudad, sus arterias obstruidas son la vía, la salida, el camino a la libertad.

Miedo de hielo, camino de fuego, enjambre de acero, monstruos en fosos con ojos muy negros y fieros. Barricadas de carne, vallas de alambre, animales con hambre, un horario marcado dicta que ya es tarde.

Comienza dibujando una fina línea que separa cielo y tierra. Salpica su naranja cual sangre derramada, surcando esquinas y avenidas. Emerge la luz natural del día.
Reset.
Emerge la luz natural del día.
Reset.
Emerge la luz natural del día.
Reset.

Querida mía.

¿No quieres salir? Abre los ojos, gira ese pomo y arrastra el dolor hacia aquí.

¿No quieres venir? Extiende tus manos, levanta tus brazos y elígeme a mí.

Querida mía.

Abre los ojos, ¿no los quieres abrir?

Observa tu mundo y decide si el humo es de color gris.

Querida, querida mía.

Extiende tus brazos, abre tus manos y levanta tus ojos tan alto que no exista la opción de morir.

¿No me quieres seguir? Tal vez no lo consiga y mi única amiga no seas tú.

Pero, querida mía.

¿No quieres salir?

Te prometo que tan sólo el intento te hará ser feliz.

¿Cómo expresar lo que no tiene nombre?

Muy lejos de aquí, tal vez tan lejos que solo el susurro del viento consiga llegar hasta allí, se oculta un lugar. Con una palabra no puedo llegar a explicar…

Si cierro los ojos lo puedo sentir, el color de su amor resbala cual tinta de plata curando los males de mi corazón.

Un lugar donde quedarse, donde hacer planes de vida. Un lugar en el que poder sentirse a salvo. Ese lugar está dentro de ti.

Dormiría tan feliz sabiendo que ahora estoy allí… y serías para siempre mi castillo y mi hogar, mi aire para respirar.

Deja que me quede y te aseguro que amaré cada rincón. No tendrás que llorar mi ausencia ni sufrir a un hombre vil. Si me alcanzas tu mano yo te alcanzaré la mía. Y entre mares peleando, bajo cielos de tormenta, te prometo que ese lugar, también estará dentro de mí.

Perdona el impulso, lamento el intento de parecer cuidadoso y no conseguirlo.

Pero hierve en mi sangre unas ganas terribles de serte sincero y decir solamente que tengo en mi pecho la imperiosa necesidad de tenerte entre mis brazos.

De beber de tus labios, de llenar esos ojos con lágrimas dulces.

Lo siento mi vida, mi estrella, mi cielo, mi todo.

Soy tan mentiroso como el resto de la humanidad, tan poco merecedor de tu lealtad.

Ojalá fuera todo de otra manera, más simple y sencillo, ojalá fuera un día tranquilo contigo en mi porche, de noche y tapados, enredados.

Pero no es tan simple y sencillo.

De todas maneras y fuere como fuere he de decirlo.

Que sí mi amor, que sí cariño.
Que sí, claro que me duele.

La distancia que condena nuestros ojos a no verse se llena de incontables suspiros.
Son los míos más amargos y más tenues, y los tuyos delicados y más tibios.

Caduco sentimiento de extraña melodía que hoy sorprende a mis oídos al pensar, palabras que describan la distancia que condena nuestros ojos, nuestras manos, nuestras ganas de bailar.

Con la escarcha de una noche y con un broche de metal, con tal de contentar a mis reproches me construyo una mentira hecha de una verdad.
 

Cierro los ojos y abro las manos, y agarro las cuerdas bien fuerte y tirando derribo al pasado. He visto andar por la senda amarilla más niños y niñas y perros y gatos. No encuentro el abrigo y hace más frío ayer que mañana, no entiendo muchas de las cosas que entran por mi ventana pero dios sabe que ahí estoy aguantando y ahí sigo y ahí duermo y descanso, en mi almohada no siento la mano desdichada y la senda amarilla se torna oscura. No miento, yo canto palabras al aire, y callados permanecen siguiendo al rebaño.